Se reconoce que existe una interacción entre Arica y Tacna en los ámbitos del turismo, del contacto humano, del contacto entre las familias y en las actividades económicas y comerciales, donde se conoce que existe también un pasado socio cultural común.
Las divisiones político administrativas de los Estados nacionales no implican necesariamente una división social, económica ni cultural entre sus respectivos ciudadanos. A ambos lados de la Concordia la gente comparte similares ideas, tradiciones, intereses, temores e inquietudes; las diferencias nos complementan y las semejanzas nos unen.
Si hubiese que buscar un origen a las fronteras en América, tendríamos que remontarnos a las divisiones político administrativas, impuestas arbitrariamente por el europeo (con y sin aciertos) desde la Colonia, cuando se intentó ordenar el territorio y así administrar de buena manera el Nuevo Mundo. Este proceso de fragmentación territorial o atomización de los espacios, se habría consolidado durante el siglo XIX con el nacimiento de los Estados Nacionales.
La frontera, desde un prisma sociocultural, y para los efectos de este ensayo, no es entendida como un límite, no constituye una barrera territorial ni humana, sino más bien una suerte de membrana celular, un ente permeable, la cual permite el ingreso o salida de aquellos elementos que le son útiles y favorables para el desarrollo interno de cada pueblo y Estado. En el contexto de sus investigaciones, Villalobos (1982) nos definiría frontera como un área donde se realiza la ocupación de un espacio vacío o donde se produce el roce de dos pueblo
s de cultura diferente, sea en forma bélica o pacífica.
“Tacna y Arica son ciudades complementarias, por lo que los esfuerzos de crecer en conjunto, de apoyarnos según sean nuestras necesidades y de trabajar por el cuidado de los intereses de cada una, es una tarea que debemos seguir manteniendo en este ánimo de unión y encuentro, que al margen de pertenencia a una nación, siempre estarán unidas”.
ENLACES DE INTERÉS:Las divisiones político administrativas de los Estados nacionales no implican necesariamente una división social, económica ni cultural entre sus respectivos ciudadanos. A ambos lados de la Concordia la gente comparte similares ideas, tradiciones, intereses, temores e inquietudes; las diferencias nos complementan y las semejanzas nos unen.
Si hubiese que buscar un origen a las fronteras en América, tendríamos que remontarnos a las divisiones político administrativas, impuestas arbitrariamente por el europeo (con y sin aciertos) desde la Colonia, cuando se intentó ordenar el territorio y así administrar de buena manera el Nuevo Mundo. Este proceso de fragmentación territorial o atomización de los espacios, se habría consolidado durante el siglo XIX con el nacimiento de los Estados Nacionales.
La frontera, desde un prisma sociocultural, y para los efectos de este ensayo, no es entendida como un límite, no constituye una barrera territorial ni humana, sino más bien una suerte de membrana celular, un ente permeable, la cual permite el ingreso o salida de aquellos elementos que le son útiles y favorables para el desarrollo interno de cada pueblo y Estado. En el contexto de sus investigaciones, Villalobos (1982) nos definiría frontera como un área donde se realiza la ocupación de un espacio vacío o donde se produce el roce de dos pueblo
s de cultura diferente, sea en forma bélica o pacífica. “Tacna y Arica son ciudades complementarias, por lo que los esfuerzos de crecer en conjunto, de apoyarnos según sean nuestras necesidades y de trabajar por el cuidado de los intereses de cada una, es una tarea que debemos seguir manteniendo en este ánimo de unión y encuentro, que al margen de pertenencia a una nación, siempre estarán unidas”.
Tacna sus Atractivos y Cuidados
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